La Imaginación

No somos conscientes de lo que somos capaces de hacer. Nos guiamos por nuestros propios instintos y de forma mecánica. La mayoría del tiempo no nos preguntamos el porqué de las cosas. Simplemente están ahí, en algún rincón de nuestra mente como muchas otras cosas. Conforme ha ido pasando el tiempo me he ido dando cuenta de la importancia de simplemente parar y pensar en qué ocurre entre tantos recuerdos, objetivos y aprendizajes.

De nuevo llegó diciembre y todos los años por estas fechas no puedo evitar necesitar eso… parar. Necesito hacerlo porque se precipita un nuevo año, con lo que ello conlleva. El tiempo pasa tan rápido que saltamos de año en año sin darnos cuenta de que todo está cambiando a nuestro alrededor… que nosotros estamos cambiando.

Este año ha estado cargado de mucho trabajo y de no parar. He cumplido objetivos que ni siquiera tenía planeado cumplir para este año. Me han surgido nuevas oportunidades y estoy cumpliendo objetivos por los que he estado luchando, casi sin darme cuenta, durante estos últimos años. Me siento más yo que nunca y por fin estoy empezando a vislumbrar a la chica que siempre he querido ser. Ha sido un año muy bueno y pleno para mí en muchos sentidos, pero somos unos inconformistas y conforme vamos cumpliendo objetivos nos olvidamos de lo que hemos conseguido para, automáticamente, centrarnos en lo que nos queda por hacer. Y ahora estaba siendo así, he llegado a este mes agobiada por todo lo que tengo pendiente por hacer sin pararme a pensar en los progresos que he hecho este año… en todo lo que he conseguido.

Por ese motivo, hoy, 28 de diciembre de 2018, he decidido parar un momento y ponerme a escribir. Hablar de cómo me siento pero especialmente recordarme a mí misma la importancia de disfrutar de nuestros logros, del presente y de darle la importancia que merece a la imaginación.

Pensaréis que estoy divagando y que en el fondo esto que estoy diciendo no tiene nada que ver con el título de esta entrada pero me temo que os equivocáis. Siento que todo lo que he conseguido durante este 2018, y durante estos últimos años de mi vida, ha sido gracias a mi poder de imaginar. Como bien comentaba al principio, no somos conscientes de nuestras habilidades. Imaginamos, sentimos, razonamos o pensamos sin pararnos a pensar en ello. Lo hacemos instintivamente y como nos han enseñado desde pequeños. Sin embargo, cuando escribo consigo poner todo en orden y logro darme cuenta de la importancia de todo esto en mi día a día. En mi caso, darme cuenta de la importancia que ha tenido y tiene la imaginación para mí.

Si ahora me siento más yo que nunca es porque siempre había imaginado como quería ser y a partir de esa visión que quería tener de mí misma, me he ido construyendo. No creo que haya un yo, tengo la sensación de que lo que somos o creemos ser lo definimos nosotros mismos. La mente humana es muy frágil y es demasiado sencillo perder nuestra identidad… esa que nos han marcado factores externos como nuestras raíces, la cultura y aquellos valores que hemos ido ganando por nuestra cuenta. Así pues siento que mi identidad la he ido construyendo ladrillo a ladrillo, conforme han ido pasando los años, a través de mi imaginación. Y no es que lo haya hecho conscientemente, siento, en muchos sentidos, que ha sido un proceso completamente instintivo.

«Y los aplausos que aquellas niñas me dedicaron por mis palabras me recordaron que años atrás me habría encantado que alguien me las dijera a mí.»

Curiosamente cuando me he dado cuenta de esto, he acabado entendiendo que la imaginación no solo ha marcado o definido quién soy, sino que ha definido lo que ha hecho o construido la humanidad. Todo lo que nos rodea lo hemos creado con el poder de imaginar y es una habilidad que solo el homo sapiens posee. Porque el resto de animales pueden razonar, recordar o amar a un nivel primario… pero ningún animal es capaz de hacer realidad aquello que piensa. Si os paráis a pensarlo somos los únicos capaces de hacer realidad lo que imaginamos.

Es cierto que no todo el mundo tiene el mismo poder de imaginación y que cuando somos pequeños es cuando pasamos mayor tiempo imaginando, pero durante la madurez es cuando realmente sabemos darle uso. Además la imaginación no solo nos ayuda a crear, construir e ir mejorando, también nos ayuda a relacionarnos. La empatía es la capacidad de imaginar cómo se siente otra persona aunque tú nunca hayas experimentado la misma sensación o sentimiento. Nos ayuda a ser previsores ante emociones que nunca hayamos sentido, pero puede que en algún momento podamos experimentarlas, lo cual me parece super importante a todos los niveles. No porque nos vaya a ayudar a que algo duela menos, sino porque sabremos qué nos ocurre y es más fácil saber lidiar con aquello que conocemos – pues además el miedo a lo desconocido a veces nos paraliza y nos impide obrar de la manera correcta –.

Por todo esto, mi imaginación es mi realidad. La imaginación ha definido cada parte de lo que soy y me define por completo. Haber estudiado una ingeniería, dedicarme al diseño y desarrollo web, escribir, mi absoluta curiosidad por la música y cualquier rama artística, ser una gran empática o tener esa capacidad innata de entender a los demás lo ha marcado y marca mi imaginación. Todo lo que soy y seré lo está definiendo mi capacidad de transportarme a una realidad que de momento no es real… pero que si lucho por ello se puede hacer mi realidad y creo que este 2018 ha sido clave para entender definitivamente que sí, he hecho mi imaginación realidad. Que hace unos años solo soñaba con poder hacer algunas de las cosas que hoy en día hago. Que en mi adolescencia creía que solo era un simple deseo, que nunca se haría realidad, el pensar que podría ser la chica que soy ahora.

Definitivamente, hoy, después de un año como este, necesitaba dejarlo claro… Deciros que si algo os ronda por la cabeza y se repite, una y otra vez, no lo ignoréis porque  ese “algo” os está queriendo llevar por algún camino y, probablemente, os esté impulsando para que seáis simplemente capaces de hacer realidad todo aquello que al principio solo será un sueño.

No sé qué deparará el 2019, ni siquiera sé si será la mitad de bueno que este 2018. La vida te puede cambiar en tan solo un segundo y cualquier cosa puede suceder; independientemente de cómo nosotros lo visualicemos. El futuro y la incertidumbre de qué pasará desde luego me dan miedo… pero también tengo curiosidad por descubrir lo que podría suponer para mí y para esa versión futura que a veces cruza mi mente. Pero ahora mismo no quiero pensar en qué pasará. Quiero disfrutar y aprender a disfrutar de lo que me he ganado, pero sin perder el foco de lo que aún tengo por ganar. Es necesario disfrutar del momento y de quienes están aquí con nosotros, en cada paso y caída de nuestro camino. Saber apreciar lo que tenemos porque siento que si no lo hago, me olvido de disfrutar y puedo perderme demasiado en la fantasía.

Me gustaría que con estas palabras simplemente apreciaseis la importancia de la imaginación y le dierais valor. No nos paramos a pensar en lo que realmente supone para nosotros/as y creo que hay que ser consciente del poder que tiene y de la responsabilidad que conlleva imaginar. Hay que aprender a no perderse demasiado en ella y aterrizar en la realidad que nos rodea, de vez en cuando. No perder el foco de lo que queremos y esperamos que sea real algún día, pero sin olvidarnos de disfrutar del aquí y el ahora. ¡Feliz 2019!

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