Almería
Almería, tierra noble, a tus pies
di mis primeros pasos. En tu suelo me hice mis primeras heridas y de tu agua
produje mis primeras lágrimas. En tu cielo entoné mis primeras palabras y tu
viento propagó mis primeras risas. Tu luz la que ha quemado mi piel y tus
gentes las que han marcado mi acento y mi cultura. Almería como sinónimo de embrujo,
de arte, de luz y alegría. Almería,
reflejo del mar y mi familia.
Qué triste no entender que no se
trata de política o banderas, que mi orgullo no lo marca la batuta de ningún
director de orquesta. Que tu embrujo no ha nublado mi mente por algún extraño
sortilegio. Que el sonido de tu mar, el piar de tus pájaros, que la música de
tus calles y el viento que me despeina son el anhelo de mi hogar. Que cada uno
de mis recuerdos está ligado a algún elemento de tu naturaleza. Que me gusta
perderme entre tus calles y tu gente, cerrar los ojos y dejarme llevar por el
sonido que desprende este lugar; puente de dos mundos y vestigio de un
prominente pasado.
Te extraño aun cuando te tengo y
en cada momento un rinconcito de ti marca cada vértice de lo que poseo. Que sin
ti no sería yo. Que mis palabras no surgen de la nada sino de los recuerdos que
en tu suelo he dejado grabados. Que tu historia está marcada por quienes
derramaron su sangre por defenderte… sin entender que no hay defensa posible para algo que no tiene vida. Que tu
espíritu no reside en tu costa, tus montañas, tu desierto y laderas… que
Almería son los recuerdos de los niños que alborotados recorrieron tu pedregosa
pradera.
Que solo eres sal, sudor y arena.
El mismo sudor que vertieron mis padres cultivando tu suelo, dejándose la piel
en cada rincón de tu arena. Que tú y ellos sois uno, que Almería no existiría sin
el reflejo de mi familia. Aún los veo a lo lejos y cada centímetro de tu
frontera es el recuerdo de lo que lucharon por ti. Porque ellos se quedaron
contigo, aquí, cuando podrían haberse ido a cualquier otro lugar.
Que este cachito de tierra sigue
siendo el sitio donde formaron un hogar… donde
crearon mi hogar. Que sin ellos no tendría sentido respirar tu aire o
volver a mi pueblo. Aquel que acoges en tu interior, encerrado entre montañas,
escondido de ojos ajenos, pequeñito aunque hospitalario. Mis manos aún acogen
el frío de sus inviernos y mis ojos aún dibujan la línea de las risas que proferí
en sus calles. Que estas letras las escribe la niña que se educó en un pequeño
colegio ubicado en mitad de la nada. Que en sus calles me caí y me levanté, que entre sus carrascas me perdí y entre
sus montañas siempre hallo el silencio que tanto anhelo y extraño.
A ver si lo entiendes, Almería
tierra de contrastes, que en ti habita cada uno de mis recuerdos. Que no existe
una primera vez que haya vivido, que no haya sido en tus extrañas. Que quiero
pisar otros suelos, descubrir nuevos lugares y verlo todo en esta vida… pero
teniendo siempre tu esencia en mi cabeza. Que el encantó que han dejado en ti
tantas personas y culturas debe conocerla España entera. Que te quiero llevar a
todas partes y no olvidarme nunca del influjo de tus raíces marcadas en mí. Que
podré volar bien lejos pero ni la comida sabe igual fuera de tus fronteras…
esas por las que cuatro descabellados se mataron por intentar conquistar. Pobres
ilusos si creían que te podían expugnar.
Al final solo eres mármol,
piedras y rastrojos… pero en todo tú hay un encanto especial que solo los que
te conocemos sabemos apreciar. Aunque para mí solo eres la reminiscencia de
quienes pisaron tu tierra. El reflejo de mi madre caminando a lo lejos hacia mi
encuentro, las risas de mis sobrinos revolcándose entre tu arena y el sonido de
la azada de mi abuelo golpeando tu tierra.
No te quiero mal, te quiero bien
tatuada en mi piel; sin necesidad de Indalos,
ni símbolos que te representen. Que tú
para mí eres recuerdo Almería y que solo quiero recordarte, porque en ti
puedo verme.
Almería tierra noble a todos
dejas encandilados. Recorreré medio mundo si es menester, cruzaré océanos,
atravesaré continentes y contemplaré lo que la vida quiera ponerme delante. Sin
embargo el día que me toque decir adiós, quiero volver a ser una contigo. Que
polvo somos y en polvo nos convertiremos y, el día que mis días toquen a su fin,
espero que sea bajo tu embrujo andaluz.
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