La soledad y la grandeza de los pequeños momentos
Me gusta la soledad. Esa que no es impuesta sino necesaria. Aquella que te permite mirar dentro de ti, sin que nadie interrumpa tus pensamientos. Aquella que te ayuda a repararte si sientes que algo va mal. Aquella que muchos temen porque es profunda, descarnada y a veces nos muestra partes de nosotros que no nos gustaría encontrar en nuestro interior. Aquella que te hace plantearte el cuándo, el dónde y el porqué. Aquella que te hace recordar o indagar en tus más profundos sentimientos, revelándote fragmentos de memorias perdidas en el profundo mar de los recuerdos. Aquella que te puede desprender las lágrimas... esas lágrimas tan necesarias a veces; tan curativas y sanadoras pero que tanto miedo provocan en aquellos que no quieren entender su poder. Sí, me gusta la soledad porque me ha ayudado en muchas ocasiones. Creo que es uno de los mayores remedios del siglo XXI. Vivimos tan estresados y rodeados de información... constantemente bombardeados, no solo por nuestras emociones...