El sentido de la vida
Cuando eres pequeño puedes ser tu mismo. No existen los prejuicios, ni las frustraciones… Solo
existen unas ganas tremendas de aprender, descubrir, explorar… No existen las
religiones, ni la política… Es el único momento de nuestra vida en el que somos
transparentes. Ningún niño busca una tapadera para fingir ser lo que no es.
Pero cuando creces todo cambia… Llegan los problemas, llegan los
prejuicios, la sociedad nos limita a unos estándares de comportamiento… Reprochándonos
siempre lo que hacemos mal, pero nunca alabándonos
por lo que hacemos bien. Vivimos bajo presión y un cúmulo de circunstancias
hacen que te plantees cuál es el significado de tu vida. La mayoría le intenta dar sentido a través de sus creencias… Pero yo le he dado un significado más
simple y banal: la vida está para
vivirla.
La vida está para aprender de
todo lo que nos rodea, de todo lo que nos ocurra… La vida está para ser feliz. Sí, la eterna búsqueda de la felicidad. Las personas creemos que para ser felices
es necesario tenerlo TODO. Pero no es así. Si lo tienes todo, tu vida está vacía.
La felicidad se halla en el equilibrio
entre lo bueno y lo malo. No podríamos nunca ser felices si no nos pasaran
cosas malas.
Todos huimos de las cosas malas, sin darnos cuenta de que son tan importantes para nuestra vida como las cosas
buenas. ¿Cómo creceríamos si nunca nos hemos caído? ¿Cómo podríamos empatizar
con los demás si nunca hemos llorado? ¿Cómo podríamos aprender si nunca hemos
fallado? No sabemos apreciar el presente como se merece, porque estamos más pendientes de añorar aquello que perdimos. Por eso los niños son más puros porque no tienen un pasado del
que aprender, pero tampoco tienen un pasado del que arrepentirse o
avergonzarse.
Por ese motivo necesito
conocerme. Aprender de mi pasado, de mis circunstancias… Aprender también de mi
forma de ser; aprender de la vida; aprender a valorarme; aprender a quererme… ¿Aprender a quererme? Conozco a tanta gente que no sabe quererse porque viven más preocupados en aparentar y en el qué dirán, que en intentar aprender a valorarse.
Entonces, ¿la felicidad se halla
en aprender a querernos? Porque si nos queremos aprenderemos a querer a los demás, ¿no? Aprenderemos a cuidarnos, a respetarnos, a intentar ser felices, a procurar ser
nosotros mismos… Sí, ese es el problema. Solo nos centramos en los factores ajenos,
sin centrarnos en encontrarnos a nosotros mismos. ¡Conocernos!
–¿Cuál es el sentido de la vida?
–Vivirla.
–¿Cómo?
–Como tú desees vivirla.
–¿Cómo deseas vivirla?
–Siendo feliz, siendo libre y
estando con las personas a la que quiero... Pero eso no siempre ocurre.
–¿Y eso te hace ser infeliz?
–…
–Dime, ¿te hace ser infeliz?
–No, me hace intentar ser cada
vez más feliz, querer ser más libre, querer pasar más tiempo con mi gente…
–¿Cuál es el sentido de la vida?
–Nosotros somos los que le damos sentido a nuestra vida.
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