Igualdad entre mujeres y hombres

Me resulta indignante que hoy en día todavía existan personas que crean que ya se ha ganado la lucha por la igualdad. Incluso que la mayoría de la gente solo se acuerde de que la lucha continua, en días como el de hoy. Pero es aún más indignante que haya mujeres que crean que por asistir a un almuerzo el día de la mujer trabajadora, ya están cambiando el mundo. Para más inri también, que haya mujeres que crean que la igualdad se logra repudiando al hombre.

La lucha por la igualdad entre mujeres y hombres solo acaba de empezar. En países “desarrollados” como España el papel de la mujer ha cambiado mucho a lo largo de los años. ¡Muchísimo! Pero aún estamos lejos de conseguir tener una igualdad plena con respecto a los hombres. Y cuando hablo de igualdad me refiero a tener el mismo número de oportunidades; independientemente de tu sexo.

Pero no voy a ser tan insensata de hablar solo sobre el papel de la mujer aquí en España… ¿Qué pasa si hablamos sobre la lucha por la igualdad extrapolándolo al resto del mundo? Si afirmo que en algunos países el nacer siendo mujer es prácticamente un delito, creo que nadie debería echarse las manos a la cabeza. Es una realidad que está ahí y que hay personas que se niegan a ver.

Erradicar los prejuicios y la desigualdad es algo realmente difícil de lograr. A lo largo de la historia el papel de la mujer ha sido siempre muy claro: dar a luz. Durante generaciones y generaciones, han sido las propias mujeres las que han creído que su papel en la vida era solamente ese – ah, bueno sí… fregar y barrer también . Y esa creencia ha sido transmitida de madre a hija. No obstante, por suerte, siempre ha habido mujeres rebeldes que no han estado dispuestas a dejar que los demás dictaminaran qué es lo que puede hacer o dejar de hacer una "dama". Esas mujeres fueron las primeras que consiguieron dar el primer paso, para comenzar a cambiar las cosas.

¿Cómo lograr erradicar la desigualdad? En primer lugar logrando erradicar los prejuicios que asolan nuestra actual sociedad. Dentro de poco se acerca la navidad y con ella los típicos spots publicitarios sobre juguetes. ¿Alguna vez habéis visto un anuncio de un coche teledirigido protagonizado por una niña? ¿O un anuncio sobre una muñeca protagonizado por un niño? No, ¿verdad? ¿Por qué? Muy fácil, siempre queremos imponer lo que debe o no debe de gustar a los demás. A las niñas nos deben gustar las muñequitas. ¿Qué fomentan las muñecas o jugar a las casitas? Se fomenta el que debe ser la niña la que debe cuidar al bebe o encargarse de las tareas del hogar y no el niño. ¿Es que acaso un niño en un futuro no va a ser padre y, por tanto, no va a tener que cuidar también de un bebe? ¿O es que la responsabilidad de cambiar pañales es solamente de la madre?

Si a un niño desde muy pequeño le inculcamos a lo que debe o no debe de jugar, ahí estamos poniendo el primer granito de arena  para que siga existiendo la desigualdad. Si a un niño le gusta jugar con una muñeca en lugar de con un coche y viceversa, ¿por qué no puede hacerlo? ¿Quién se lo impide? Los cuentos infantiles son también la primera lacra. La princesita siempre debe ser rescatada por el príncipe. ¿Por qué no al revés?

Los niños nacen sin prejuicios. Si nosotros no se los inculcamos estaremos ganando una gran batalla contra la violencia de género y contra la desigualdad de oportunidades – tanto para hombres como para mujeres . Dejad que los niños jueguen libres a lo que quieran, dejad que sean ellos los que elijan sus juguetes o su color favorito. Dejad de afirmar que lo que le gusta a la mayoría le debe gustar también a los demás, porque esa regla no es válida.

"Una mujer no es más mujer que otra por llevar tacones de 12 centímetros. Un hombre no es más hombre que otro por no llorar." 

Un hombre que maltrata a una mujer no se puede denominar como tal. Es un pobre desgraciado que no valora lo que tiene y que no se quiere a sí mismo, por lo que nunca podrá querer a los demás. Y lo mismo ocurre con cualquier engendro que decida ponerle la mano encima a otra persona.

Una mujer es fuerte, independiente, decidida, valiente, luchadora, pasional, sensible, trabajadora, inteligente, perspicaz… Nunca va a necesitar a un hombre para poder ser ella misma, para poder sentirse realizada. La pareja siempre debe ser alguien que te entienda, te quiera y te acompañe en los buenos/malos momentos. Jamás deberá ser un controlador/a o violento/a que te oprima y te impida ser libre de tomar tus propias decisiones. Si alguien maltrata a otra persona está claro que no la quiere. Por supuesto, la víctima tampoco se puede engañar a si misma creyendo que lo que sigue sintiendo por la persona que la está maltratando es amor.

Por tanto, ¿qué podríamos hacer para apoyar la lucha por la igualdad? En primer lugar erradicar nuestros propios prejuicios sobre lo que pueden o no pueden hacer hombres y mujeres. Denunciar siempre el maltrato, la violencia de género y ayudar a las víctimas a abrir los ojos. Por último, ser libres de ser nosotros mismos y hacer lo que queramos hacer sin darle importancia al qué dirán.  

Todos deberíamos tener los mismos derechos que los demás para poder hacer aquello que queramos lograr, independientemente de nuestro sexo, nacionalidad o creencias. Por eso siempre defenderé la igualdad de oportunidades. Seguiré luchando por mis derechos como mujer y seguiré pisando fuerte haya por donde vaya, para que nunca más haya una víctima a causa del maltrato machista. La lucha sigue y no debemos solamente recordarla el 25 de noviembre de cada año. 

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