Prejuicios: El mundo ¿friki?
¿Friki?... ¿Friki?... Cuando empecé
a escuchar este término, especialmente por Internet, no entendía muy bien su
significado. El problema es que a día de hoy sigo sin entenderlo. Dependiendo
de a quien le preguntes variara el significado de la palabra friki: hay gente
que afirma que ser friki es saber mucho acerca de algo; otros creen que son aquellas
personas que se obsesionan por una afición; otros que ser friki es ser un bicho
raro... Sin embargo, están también los que piensan que ser friki es algo por lo
que sentirse orgulloso, ya que demuestras… no sé lo que demuestras.
Lo que está claro es que, al
parecer, el mundo ¿friki? engloba varios medios en concreto, entre ellos: los
videojuegos, el manga/anime, el cine, los comics, las series de TV, ciertos géneros
literarios… Hoy en día parece que cualquiera que tenga alguna de estas
aficiones es un friki y no lo entiendo. No entiendo, para empezar, el que
tengamos que ponerle nombre a todo. Pero lo que menos entiendo es que se
exagere tanto hoy en día con este asunto.
Últimamente estoy muy en plan “abuela
cebolleta” y no puedo evitar remontarme a mi más tierna infancia; a aquellos
maravillosos años 90. Muchos pensareis que en aquella época existían muchos más
prejuicios que ahora con respecto a aquellas personas que les gustaba algunos
de los medios anteriormente mencionados. Quizá los videojuegos fue el medio más
perjudicado en este sentido. También es lógico porque era un medio muy joven a
diferencia de los comics, las series de animación o el cine. Sin embargo, creo
que entonces se veía de forma incluso más normal que ahora el que fueras fan,
por ejemplo, de Dragon Ball. Simplemente porque todo el mundo veía Dragon Ball.
Se emitía a todas horas en la tele y, a diferencia de ahora, lo único que tenían
los niños, en la cartelera en los años 80 y 90, en la televisión eran series de animación
tanto japonesas – lo que los nipones llaman anime – como hechas incluso aquí mismo
en España.
Crecí viendo anime por un tubo y nunca lo vi como algo especial, porque era lo que había. Actualmente los niños más pequeños tienen a Pocoyo y Dora La Exploradora – no comentaré nada al respecto – y yo a esa misma edad, los 4 o 5 años, venía corriendo del colegio para ver Gárgolas – una serie de animación de Disney que se emitía en La 2 de TVE y que a todos los niños de mi pueblo nos encantaba ver –. Recuerdo que incluso jugábamos por las tardes a encarnar a los personajes de la serie – qué tiempos aquellos –. Está claro que las cosas han cambiado y que los niños de entonces, no son los de ahora.
Crecí viendo anime por un tubo y nunca lo vi como algo especial, porque era lo que había. Actualmente los niños más pequeños tienen a Pocoyo y Dora La Exploradora – no comentaré nada al respecto – y yo a esa misma edad, los 4 o 5 años, venía corriendo del colegio para ver Gárgolas – una serie de animación de Disney que se emitía en La 2 de TVE y que a todos los niños de mi pueblo nos encantaba ver –. Recuerdo que incluso jugábamos por las tardes a encarnar a los personajes de la serie – qué tiempos aquellos –. Está claro que las cosas han cambiado y que los niños de entonces, no son los de ahora.
Los niños de los 80 y los 90
vivimos la edad de oro del anime japonés y no nos poníamos medallitas por ver
anime o nos autodenominábamos "otakus". Creo que se desvaría mucho con este tema
y no me malinterpretéis, me gusta ver que hay tanto entusiasmo por este
mundillo. En mi época era impensable ver tanta cantidad de convenciones, todos
los años, dedicados exclusivamente al manga o anime japonés; lo
que demuestra la buena salud que tiene y la cantidad de gente que se interesa
por él. Pero quizá también por ese motivo, por ser un medio que se ha
globalizado tantísimo, tengo la sensación de que ahora, incluso más que antes,
este medio se ve con peores ojos. Especialmente para la gente que no está tan
metida en estos lares – gente, por cierto, que piensa también que el anime es solo
para niños. No le recomendaría a ningún niño menor de 14 años ver, por poner un
ejemplo, La Tumba de las Luciérnagas de Estudio Ghibli, pese a que es una película
de “dibujitos”–. También por ese motivo, hay más postureo de ciertas personas
que nunca les ha interesado este mundillo pero ahora al estar de moda se unen
al carro. Esto provoca que se desvaríe soberanamente al respecto, como si al
seguir una serie de anime o ser fan de una saga fueras alguien especial.
Luego están los Gamers. ¿Los qué?
Sí, insisto, odio que le tengamos que poner nombre a todo. Nombre además inglés,
cuando hay un sustantivo muy bonito en castellano que describe a la perfección
a la gente que juega a videojuegos. Como he comentado antes, los juegos estaban
peor vistos antes que ahora – como profundice en su momento en esta
otra entrada – pero no se desvariaba tanto al respecto como ahora, quizá porque
antes Internet tampoco estaba globalizado y solo unos pocos podían acceder a él.
Me fastidia mucho los extremismos y se exagera mucho al respecto, tanto por las
partes que idolatran este mundillo, como si no existiera otra cosa, como por
aquellos que piensan que los videojuegos no traen nada bueno. Los videojuegos son una forma de
entretenimiento y, como siempre digo,
todo depende del uso que le demos a las cosas.
Aún recuerdo la sensación que me producía
entrar en un bar y ver que había una máquina recreativa. Por desgracia, yo solo
pude vivir el declive de las gloriosas maquinas recreativas. Recuerdo que
cuando encontraba alguna no podía evitar pedirle a quien tuviese a mano, una moneda
de 5 duros – ay, las pesetas – y echarme una partida. Me daba igual que juego fuese, se podía jugar y era lo único que me
importaba. Si no lograba conseguir mis 5 duros pues me unía a los típicos corrillos
que se formaban alrededor de alguien cuando jugaba. También recuerdo las tardes
jugando con mis primos a Bomberman en el ordenador de mi hermana… Podría seguir
contando batallitas, pero a lo que quiero llegar es que en aquel entonces no me
paraba a pensar si jugar a videojuegos era de chicos o de chicas… Si era de ser
friki o no lo era… Lo único que quería era pasármelo bien y lo vivía de una manera mucho más sana, que
incluso ahora.
Antes cuando conocías a alguien
que era fan de una misma saga que tú, te hacía ilusión comprobar que había otras
personas con las mismas aficiones y podías tirarte horas hablando con esa
persona de tu hobby favorito. Hoy en día, en términos generales, si conoces a
alguien con tus mismas aficiones parece que debes hacerle un test para
comprobar hasta dónde llegan sus conocimientos de la materia y si es tan fanático
como tú o no. Actualmente es cuando más gente podemos encontrar con nuestras
mismas aficiones. No obstante resulta también más difícil mantener una conversación, mínimamente interesante, con alguien sobre aquello que te gusta.
Tengo la percepción de que pese a
que muchos piensan que antes había más prejuicios sobre estos temas, es ahora
cuando realmente existen más. Principalmente porque antes se veía de forma más
natural que fueses fan, por ejemplo, de Regreso al Futuro o Star Wars. Cada uno
tenía sus hobbies, sus aficiones y no necesitaban ir con una camiseta por la
calle para demostrar lo “frikis” que eran al respecto. Soy consciente de que Internet tiene mucho la culpa de esta vorágine de
“frikismo” desaforado y no tiene nada de malo demostrar lo fan que eres de
algo – y mola llevar una camiseta de lo que te gusta –. Pero supongo que todo
esto llega a unos extremos en los que me acabo cansando. No de mis hobbies, de
mis aficiones o de lo que me gusta, sino de la gente y también de Internet.
Creo que se pueden llevar las cosas con mayor naturalidad y cuando tendemos a
exagerar sobre ciertos temas, lo único que conseguimos es que empiecen a surgir
prejuicios y que nuestros hobbies y aficiones favoritas acaben incluso
perjudicadas.
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